Las verdes colinas de Tuercespina: Página 6
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Justo cuando iba a cuestionar la falta de interés de Ajeck por la estrategia a seguir ese día, ella extrajo una flecha de su carcaj y la lanzó directamente hacia el pobre Barnil. Sin embargo, Barnil no era el objetivo de Ajeck. Cuando este se apartó boquiabierto, un gran crocolisco de río flotaba en la superficie con la flecha perfectamente clavada en medio de sus grandes ojos.