Las verdes colinas de Tuercespina: Página 18
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El arma dio una violenta sacudida. El cañón rodó lateralmente y cayó bajo el rifle de Ajeck. Ajeck había elegido ese preciso momento para apretar el gatillo. El rifle, con el mira orientada torpemente hacia la fila de árboles, se disparó con un estruendo inconfundible. Una bandada de pájaros chilló desde la copa de un árbol, dispersándose por todas partes. Una columna de humo emergió del árbol. Sobrecogidos, vimos cómo una tremenda rama caía sobre la pantera que intentaba escapar, partiéndole el lomo.