Las verdes colinas de Tuercespina: Página 26
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Avancé lentamente con el arma levantada. Había conducido a estos valientes cazadores a su fin. Tenía que morir defendiéndolos. Los raptores colazote son particularmente feroces, conocidos por ser unos sanguinarios implacables. Eran muchos más que nosotros. Pero si hubiera dejado que nos mataran a mis camaradas y a mí, sin antes derramar parte de su propia sangre, no me lo habría perdonado.