Las verdes colinas de Tuercespina: Página 27
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Ajeck y Sir Erlgadin prepararon sus armas, flanqueándome a ambos lados, con las espaldas orientadas al mar. Barnil lanzó un suspiro de derrota y sacó su hacha. Los colazotes estaban casi encima de nosotros. Sus firmes zancadas eran ahora más pausadas. Estaban observando a su presa, ya que sabían que nos tenían acorralados.