Las verdes colinas de Tuercespina: Capítulo IV
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Conduje a la expedición hasta el mar, con el fin de que la costa nos protegiera de los raptores. En nuestro apresuramiento, nos desviamos y acabamos en el norte, en un monte peligrosamente elevado. Pero nos equivocamos. Fue culpa mía. Nos detuvimos delante de un escarpado acantilado, con los raptores justo detrás de nosotros.