Rey Ymiron grita: ¡Vrykuls, vuestro rey os implora que escuchéis!
Rey Ymiron La multitud grita aterrorizada.
Rey Ymiron grita: ¡Incluso ahora, en nuestro momento de más necesidad, se burlan de nosotros!
Rey Ymiron grita: ¿Dónde están los titanes cuando más los necesitamos? ¡Nuestras mujeres dan a luz aberraciones, enanos desfigurados incapaces de mantenerse de pie! Débiles y feos... Inútiles...
Rey Ymiron grita: Ymiron ha trabajado duro. Largo tiempo he pasado sentado en mi trono pensando en nuestra apremiante situación. Solo hay una respuesta... una razón...
Rey Ymiron grita: ¿Pues quién, además de los propios titanes, podría condenar a tal maldición? ¿Qué podría tener tanto poder?
Rey Ymiron grita: Y la respuesta es nada... ¡Pues son los titanes quienes nos han maldecido!
Rey Ymiron La multitud aclama.
Rey Ymiron grita: ¡En este día todos los vrykuls olvidarán sus antiguas creencias! ¡Renunciaremos a nuestros dioses antiguos! ¡Todos los vrykuls jurarán lealtad a Ymiron! ¡Ymiron protegerá nuestra noble raza!
Rey Ymiron grita: ¡Y ahora mi primer decreto para los vrykuls! Todos los infantes nacidos de padre y madre vrykuls que presenten deformaciones deberán ser destruidos en el momento del nacimiento. ¡Nuestra sangre ha de permanecer siempre pura! ¡Quienes sean descubiertos violando el decreto de Ymiron serán llevados a Gjalerbron para su ejecución!
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